viernes, 23 de septiembre de 2011

GRAN MISA DEL PAPA EN ALEMANIA, Ratzinger en Berlín acusado otra vez de ser un nazi y un pedófilo

El pontífice Benedicto XVI de 84 años, que culminó la jornada con una misa en el imponente Estadio Olímpico berlinés ante más de 70 mil personas, fue recibido por la mañana por el presidente, Christian Wulff, católico casado en segundas nupcias, y por la canciller Angela Merkel, protestante.
En su esperada y controvertida alocución ante la Cámara baja del Parlamento o Bundestag, la primera de un Papa, habló sobre la naturaleza del bien y del ser humano en un discurso de fuerte contenido teológico y filosófico en el que evitó referencias concretas a los problemas que afronta la Iglesia. Fue ovacionado por un hemiciclo que decidió ocupar con invitados los asientos de algunos diputados que se ausentaron para protestar por la presencia de un líder religioso en el Parlamento. Muchos de ellos se sumaron a la manifestación que tuvo lugar paralelamente en la céntrica plaza Potsdamer Platz contra la moral sexual del Vaticano y por la división real entre Estado e Iglesia. Finalmente asistieron sólo unas 4000 personas, según fuentes policiales, frente a las casi 20 mil que esperaban las 70 organizaciones de distinto signo que habían convocado la marcha.
“La intolerancia es pecado”, “feliz sin Iglesia”, “Papa, vete a casa”, o “menos religión y más Derechos Humanos”, fueron algunas de las consignas que defendieron en una manifestación que congregó a jóvenes y ancianos de distintas nacionalidades y tendencias.
El Papa ya sabía que esta sería la más difícil de las tres visitas a su patria. Su antecesor, Juan Pablo II, quien también ofició una misa en el Estadio Olímpico en 1996, calificó a Berlín de la “diócesis más difícil del mundo”. Por ello, Joseph Ratzinger se mostró comprensivo con las protestas anunciadas en una ciudad que suma más musulmanes que católicos –apenas uno de cada diez– y está gobernada por un alcalde socialdemócrata y homosexual. “Es normal en una sociedad libre” y no hay nada que decir si se llevan a cabo cívicamente, señaló.
Por la mañana, Joseph Ratzinger fue recibido por Wulff en el palacio Bellevue de Berlín, donde pronunció un discurso centrado en la creciente indiferencia ante la religión para hacer hincapié en que sin ella la libertad del hombre no está garantizada. “El ser humano necesita una base para no vivir sólo en el individualismo, y la religión es parte de esa base que hace posible una mejor convivencia”, defendió.
Poco más tarde, se entrevistó con Merkel en la sede de la Conferencia Episcopal de Alemania, en una cita en la que abordaron la situación europea y la crisis en los mercados financieros.
El obispo de Roma también aprovechó este viaje para condenar los abusos sexuales dentro de instituciones católicas en Alemania, uno de los países más afectados. La Iglesia católica tiene que aprender a hacer frente a esos escándalos y a combatirlos “enérgicamente” para que no vuelvan a producirse, dijo durante el vuelo de Roma a Berlín. Además, manifestó su comprensión hacia todos aquellos que fueron víctimas de abusos y no quieren saber nada más de la Iglesia.  <
http://tiempo.elargentino.com/notas/ratzinger-berlin-acusado-otra-vez-de-ser-nazi-y-pedofilo

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