martes, 14 de febrero de 2012

MACRI Y el cara DE PIEDRA DURAN SU ASESOR ESTRELLA y muy MENTIROSO.

EN LA FOTO CARA DE PIEDRA DURAN BARBA
El año pasado, después del triunfo de Macri, junto con su vicepresidente ejecutivo Santiago Nieto, Jaime Durán Barba escribió un libro. Se llama El arte de ganar. Cómo usar el ataque en campañas electorales exitosas.
Antes de entrar en tema, al que dedicó la segunda parte del libro, el autor escribió una larga introducción con pretensiones de explicación simple. Muy simple.
Su gusto por la construcción de estereotipos de manera directa o indirecta es evidente, por ejemplo, en la página 28, dentro de la descripción de la personalidad fuerte y peleadora del ex presidente Néstor Kirchner.
Dice el texto: “Kirchner peleó siempre. Nada le vino regalado. De niño tuvo que enfrentar a sus compañeros de escuela que se burlaban por su ceceo al hablar y su mirada estrábica. Se hizo su espacio en la vida por la fuerza. Lo que tiene, lo obtuvo luchando y confrontando. Ingresó al peronismo en la adolescencia, cuando fue presidente del Consejo Estudiantil del colegio República de Guatemala, en Río Gallegos. Es un político de casta, cuya carrera refleja la crónica de sus enfrentamientos permanentes con sus adversarios. Así fueron los grandes caudillos del siglo pasado: Lázaro Cárdenas, Velasco Ibarra, Perón, Castro, Duvalier, Hitler. Pelearon hasta el último día por lo que creían o defendían, y ninguno de ellos dio tregua a sus adversarios”.
Lázaro Cárdenas es el presidente que dio institucionalidad a la Revolución Mexicana, el intento de transformación social más extraordinario de las primeras décadas del siglo XX. Perón se supone que es Juan Perón. Nunca nadie había llamado “caudillo” a Jean Claude Duvalier, el dictador haitiano, y a Hitler, se supone que Adolfo Hitler, porque el nombre de pila no figura. En todo caso, el párrafo revela la aparente inclinación de Durán Barba por las yuxtaposiciones y las mezclas sin mayor explicación, con nombres lanzados como al azar.
La misma displicencia por el rigor aparece cuando Durán Barba quiere construir teorías y continentalizarlas. Al consultor le parecen notables los paralelismos entre la biografía de Kirchner y la de Andrés Manuel López Obrador, el dirigente del Partido de la Revolución Democrática, de centroizquierda, a quien los mexicanos apocopan AMLO. “En la biografía de ambos líderes hay muchas coincidencias curiosas. Para mencionar algunas digamos que Kirchner nació en 1951, año en el que por primera vez se hizo una transmisión de radio en su ciudad natal, hecho que ocurrió también en Tepetitán en 1953, cuando nació AMLO.”
Kirchner, muerto el 27 de octubre de 2010 a los 60 años cumplidos, había nacido el 25 de febrero de 1950 y no en 1951. Una diferencia nimia, tal vez, pero quizás algo indigna para un teórico ocupado nada menos que en descubrir la naturaleza de los grandes caudillos populares del siglo XX como Hitler y Duvalier.
En la página 358, un apartado del libro de Durán Barba se titula “Debe decir la verdad”. Se refiere al candidato que el gurú asesora y dice: “Las posibilidades de engañar se han reducido por dos elementos más: el voyeurismo desatado de los occidentales y el acceso a la tecnología”.
En cuanto a la forma, “lo más importante en una campaña electoral, y particularmente en un ataque, no es producir carteles bonitos, sino que las piezas comuniquen el mensaje que pretendemos transmitir a los electores con claridad”. Y sigue: “Si además son atractivos, tienen fuerza y están elaborados de manera original, mucho mejor. Es preferible comunicar lo que queremos de manera rudimentaria, que producir obras de arte incomprensibles, o que difundan un mensaje equivocado. Si nuestras piezas de publicidad no cumplen con el propósito requerido, mándelas a un concurso, guárdelas en su baúl de recuerdos o tírelas a la basura. Algunos pensarán que decimos cosas obvias, que todo el mundo sabe que esto es así. La práctica nos indica que en muchas campañas se privilegia la publicidad pintoresca sobre la que consigue votos, especialmente en países donde aún se piensa que las campañas pueden ser manejadas por publicistas, que los candidatos son mercaderías, y que necesitan una marca y algo de marketing para ganar”.
En su recomendación a los candidatos de que “no se trata de atacar por atacar”, sostiene el texto de Durán Barba que no calumniar es una conducta deseable desde el punto de vista ético, porque “en la política democrática deben respetarse normas básicas de comportamiento”, y también útil desde el punto de vista práctico. “La gente se entera de la verdad a velocidades inimaginables”, dice el consultor de Macri.

FUENTE:

http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-187448-2012-02-12.html

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