lunes, 16 de enero de 2012

Alberto Rubén “Tatino” Ibáñez, tan conocido por su talento para el lobby como por su particular historia personal, donde se mezclan la barrabrava de Huracán, el sindicalismo, el turf y los “picaditos” VIP entre políticos y famosos.

Las finanzas de la Policía Metropolitana constituyen uno de los puntos más difusos y cuestionados en la polémica fuerza de seguridad que el gobierno de Mauricio Macri montó en la Ciudad de Buenos Aires. Y no sólo por los fondos desembolsados en uniformes, pertrechos o en la adquisición de móviles. La Metropolitana también gastó cifras millonarias para la limpieza de sus dependencias centrales, mediante contrataciones directas que una y otra vez favorecieron a la empresa de un viejo y sigiloso operador radical: Alberto Rubén “Tatino” Ibáñez, tan conocido por su talento para el lobby como por su particular historia personal, donde se mezclan la barrabrava de Huracán, el sindicalismo, el turf y los “picaditos” VIP entre políticos y famosos. Al mismo tiempo, Tatino es un fiel exponente del desembarco que antiguos dirigentes de la UCR vienen haciendo en el entorno macrista, por lo general, de la mano de buenos negocios.
En lo concreto, la relación comercial empezó con la puesta en funciones de la policía porteña. Desde entonces, la empresa Rex Argentina SA, propiedad de Tatino y dedicada a la limpieza de edificios, resultó beneficiada con una serie de adjudicaciones por fuera del normal proceso de licitaciones públicas. Para dejar de lado los criterios establecidos en la Ley 2095, el Ejecutivo porteño alegó una especial situación de “necesidad y urgencia”.
Sin embargo, estas condiciones de excepción, que permitieron contratar  de forma directa los servicios de Rex Argentina, se volvieron recurrentes: ocho veces en apenas un año, por un monto total de casi 1,5 millones de pesos, aprobados por la Subsecretaría de Administración de la Metropolitana. Con este mecanismo de excepción, en 2010 y 2011, a esta compañía se le encargó el aseo del Instituto Superior de Seguridad Pública, ubicado en la calle Santiago de Compostela, donde el policía del PRO forma a sus agentes, y del Centro de Incorporaciones. Recién el 24 de agosto de 2011, por Resolución Nº 576 del Ministerio de Justicia y Seguridad que encabeza Guillermo Montenegro, el macrismo regularizó esta situación, si bien la estrella de Tatino permaneció intacta. Fue a través de la licitación pública Nº 1518, a la que se habían presentado dos oferentes. Una vez más, Rex Argentina SA contó con la aprobación del ministro Montenegro, que la adjudicó el “servicio integral de limpieza para ser prestado en instalaciones del Instituto Superior de Seguridad Pública”, por un plazo de 24 meses y un monto global de 4.512.000 pesos. Si se suman los ocho convenios antes mencionados, hasta el momento los negocios de Ibáñez con la Ciudad redondearon los 6 millones de pesos.
Además, esta relación con el gobierno porteño le permitió a Tatino ampliar sus horizontes y firmar un contrato con el flamante presidente de Boca Daniel Angelici, de extracción macrista, para encargarse de la limpieza del club.
La historia sobre los orígenes de Ibáñez cuenta que supo ser integrante de la barra del club atlético Huracán y que sus contactos le permitieron acercarse al fallecido sindicalista Jorge Triaca, que lo adoptó como su chofer personal. Este vínculo con el ex ministro de Trabajo menemista explica la aceitada relación de Tatino con el sindicalismo y su amistad con Saúl Ubaldini y Luis Barrionuevo, entre otros pesos pesados de la CGT. Sin embargo, este pasado peronista no le impidió sumarse luego, y con total entrega, a las filas del radicalismo, hasta volverse una pieza importante en la estructura que la Coordinadora mantenía en la sombra.
De esa forma dio sus primeros pasos como lobista, aprovechando su experiencia en el mundo deportivo: era el encargado de la organización de partidos en quintas privadas, donde la dirigencia alfonsinista compartía la cancha con figuras del fútbol y también del espectáculo. Más tarde, contribuiría para la llegada de Fernando de la Rúa a la Casa Rosada, y cuando la experiencia de la Alianza terminó caóticamente, volvió a acercarse al PJ, aportando sus talentos para la fallida campaña presidencial de Carlos Menem en 2003.
Con el paso de los años, Tatino supo construir una carrera donde destacan dos aspectos difíciles de combinar: la influencia en los despachos de todo tipo y color político, junto a un perfil siempre bajo. Esta es la razón de que su rostro sea conocido por todos aquellos que detentan el poder en la Argentina y que, al mismo tiempo, sea un personaje ignoto para el público y las cámaras.
En ese derrotero, su vínculo actual con el gobierno porteño es parte del acercamiento que ya antes ensayaron otros ex radicales que, desencantados con la constante crisis interna que sufre la UCR, vieron en el PRO un buen lugar para recalar.
En el macrismo sabrán valorar los servicios de Tatino. Mientras, él hace buenos negocios
http://tiempo.infonews.com/notas/quien-es-tatino-nexo-entre-los-negocios-de-ucr-portena-y-macri

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